miércoles, 23 de noviembre de 2011

"A un rayo que entró en el aposento de un pintor"



Ya fuese, Griego, ofensa, o ya cuidado
que émulo tu pincel de mayor vida
le diese a Jove, nieve vi encendida,
el taller de tus tintas ilustrado.

Ya sea que el laurel, horror sagrado,
guardó la lumbre, ya que reprimida,
la saña fue de imagen parecida:
desvaneció el estruendo, venció el hado.

No por tus lienzos perdonó a Toledo
el triunfador del Asia, antes más dueño
gobernaste del cielo los enojos.

Envidia los mostró, templólos miedo
y el triunfo tuyo, su castigo, o ceño
hiciste insignias, cuando no despojos.

Fray Hortensio Félix de Paravicino.

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