Cuelgan racimos de ángeles que enrizan
la pluma al sol en arcos soberanos;
humillan nubes promontorios canos,
y de aljófar la tierra fertilizan.
Desde el cielo a Toledo se entapizan
los aires celestes cortesanos,
con lirios y azucenas en las manos
que la dorada senda aromatizan.
Baja la Virgen, que bajó del Cielo
al mismo Dios; pero si a Dios María,
hoy a María de Idelfonso el celo.
Y como en Pan angélico asistía
Dios en su iglesia, el Cielo vio que el suelo
ventaja por entonces le tenía.
Lope de Vega Carpio
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