Divino Griego, de tu obrar no admira
que en la imagen exceda al ser el
arte,
sino que della el cielo, por templarte,
la vida deuda a tu
pincel retira.
No el sol sus rayos por su esfera gira
como en
tus lienzos, basta el empeñarte
en amagos de Dios, entre a la
parte
naturaleza, que vencerse mira.
Émulo de Prometheo en un
retrato,
no afectes lumbre, el hurto vital deja,
que hasta mi alma
a tanto ser ayuda.
Y contra veinte y nueve años de
trato,
entre tu mano, y la de Dios, perpleja,
cuál es el cuerpo en
que ha de vivir duda.
Fray Hortensio Félix Paravicino y Arteaga.
Del Griego aquí lo que encerrarse pudo
yaze, piedad lo esconde, fee lo sella,
blando le oprime, blando mientras huella
cafir, la parte que se hurtó del nudo.
Su fama el Orbe no reserva mudo,
humano clima, bien que a obscurecella,
se arma una embidia, y otra tanta estrella,
nieblas no atiende, de Orizonte rudo.
Obró a siglo mayor, mayor Apeles,
no el aplauso venal, y su extrañeza
admirarán no imitarán edades.
Creta le dio la vida, y los pinceles
Toledo, mejor patria donde empieza
a lograr con la muerte, eternidades.
Fray Hortensio Félix de Paravicino y Arteaga.